Los alemanes
Agarraba la carta como si se la fuera a comer. Era el único hambriento. Los demás no teníamos cuerpo para la menestra de temporada con huevo frito, ni para las habitas con jamón o los jarretes guisados, los favoritos de papá.
- Un vinito, ¿o qué? Para brindar por el recuerdo de Gaby -dijo el pedazo de animal poético. Respondimos que no teníamos ganas-. Venga, una copica ya os tomaréis, no jodamos, y con otra copica que me tome yo, ya está echada la botella. A ver qué Rioja tienen bueno
Angelito Júnior vino a saludarnos cuando el camarero nos tomó la comanda (pochas y cabrito, pidió el mastuerzo). Nos dió el pésame con discreción de mayordomo y yo me levanté para abrazarle.
Los alemanes
Sergio del Molino