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Buena chanza, mejor pitanza

El Lipocondrio

El Lipocondrio

EL LIPOCONDRIO

 

Hoy tengo ganas de hablar sobre algo más profundo, ya vale de banalidades mitológicas como las anteriores. Hoy os voy a hablar del lipocondrio. Seguro que os habéis quedado con la boca abierta y con una pregunta en la mente... ¿Qué leches será eso del lipocondrio?. Pues veréis... Y sobre todo para que no os deshagáis el seso y durmáis tranquilos, sobre todo si lo leéis por la tarde o antes de acostaros, os lo voy a explicar brevemente.

El lipocondrio abisal (berracus profundis), como su nombre indica es un animal muy interesante, pertenece a una subespecie de las anémonas acuáticas mezotropicales. Este conocimiento me es dado porque estoy haciendo un curso por correspondencia sobre la reproducción asistida del lipocondrio, que se imparte en la Science Univerty of Bluestone. Espero terminarlo al año que viene o dentro de varios como mucho y del que recibiré, como es preceptivo faltaría más, el correspondiente diploma de asistencia y aprovechamiento, y como muestra escribo este breve relato que podrá servirme como ejercicio final de este curso y lo someto a vuestro juicio. Si supero con éxito el examen de final de curso y una vez doctorado en asuntos tan profundos, posiblemente me permitiré impartir conferencias sobre esta cuestión, ya que temas como este son muy apreciados en los foros más distinguidos y hasta puede que me forre... Pero volvamos al tema. 

Ahora normalmente, el bicho en cuestión, habita en la fosa de las Marianas, que como sabéis es bastante profunda, pero no vive en el fondo del todo, un poco más arriba, lo que podríamos llamar entre dos aguas, o vaya usted a saber entre cuantas, porque con la cantidad de agua que hay en ese lugar. Madre mía, más de diez mil metros hay que nadar hasta llegar abajo. Y no es eso lo malo, que cuesta abajo se nada bien, lo malo es volver nadando cuesta arriba a la superficie, vamos que ni el David Meca ese...

Pues bien... Fue descubierto el animal y dado a conocer por el oceanógrafo Jacques Mosqeau el 23 de Febrero de 1981; este hecho a pesar de su importancia no tuvo por aquel entonces demasiada relevancia ni eco informativo en España, dado la que estaba cayendo en estas latitudes por esos días, pero la tiene y mucha.

Como os decía... y comienzo describiendo tal como lo hizo Mosqeau desde su batíscafo, -esto del batíscafo ya sabréis lo que es, es como una pecera pero al revés, es decir con los hombres dentro y con el agua y los peces por fuera- al verlo aparecer en la escotilla de cristal que permitía ver lo que a su alrededor y a tamañas profundidades se gestaba. El científico escribió. “Es un animal de aspecto semipisciforme, con cabeza alomada sobre las branquias laterales, protegidas por acúleos cartilaginosos de color oscuro, una boca grande y redonda como una especie de embudo por donde aspira el agua y de la que una vez filtrada en ella merced a un complejo mecanismo propio de la especie, saca el alimento microscópico del que mantiene su existencia, ya que a tamañas profundidades no suele haber ni un puto pez que llevarse a la ídem, no tiene dientes ni los necesita por tanto. Y prosigue. Solo tiene un ojo por lo que siempre mira de frente, lo cual dice mucho de su buen talante y disposición y por supuesto de su “pezería de bien”. El cuerpo alargado y cubierto de una especie de gelatina obscura en lugar de escamas, supuso Mosqeau que para defenderse de las bajas temperaturas del agua en aquellas profundidades, puesto que en algunos momentos y sobre todo por la noche pueden llegar a los cuarenta grados bajo cero, se prolongaba desde la cabeza hasta las colas, cosa normal por otra parte ya que no podía prolongarse más allá de la cola ni más acá de la cabeza, porque la tenía justito delante del cristal de su ojo de buey, quiero decir de la ventanita redonda protegida por cristal del batíscafo por donde observaba, ya que Mosqeau no tenía ojos de buey.

Lo que no encontró tan normal a primera vista fue lo de las dos colas, aunque en su observación posterior del resto de los componentes de la colonia, Mosqeau pudo constatar que había individuos con una y otros con dos. Supongo que será por la diferencia sexual –apuntó el oceanógrafo a sus ayudantes- y dedujo que los ejemplares con dos colas serían las hembras y los de una los machos, lo que según su opinión facilitaba el apareamiento y la conservación de la especie. Mediría aproximadamente entre uno y cinco metros, aunque esta indefinición la justifica Mosqeau por la perspectiva, puesto que al observarlo de frente y dada la oscuridad reinante fuera le fue difícil precisar su longitud, pero vaya... cuatro metros más o menos carecen de importancia. En los costados estaban provistos de unas aletas de materia cartilaginosa trasparente, que al extenderlas el bicho, le permitía desplazarse en su hábitat cual si de un ala delta surcando el  aire se tratara o tratase y le otorgaba una gran majestuosidad en sus desplazamientos que llamó mucho la atención del científico, de ahí que lo bautizara como Lipocondrio.

He podido conocer en mis investigaciones concernientes al curso que estoy realizando, desde aquí quiero agradecer la atención recibida por la Oceanografic Bureau of Philadelfia, que aunque el descubrimiento ha sido relativamente reciente, estos animales ya se conocían de antiguo, puesto que Homero metafóricamente los menciona en la Iliada y que habitaban y son originarios del Mediterráneo pero que por mor de la explotación abusiva y de las muchas y constantes guerras y batallas que ha habido en el mare nostrum a lo largo de los siglos, con el consiguiente vertido de deshechos humanos y no tan humanos en épocas más recientes, el animal emigró a zonas más tranquilas y con las aguas en mejores condiciones y dio en refugiarse en la mencionada fosa donde fue descubierto a finales del siglo XX.

También en el diario de bitácora del capitán Nemo se hace mención a él, aunque sin mencionar todavía el nombre con el que lo bautizo Mosqeau, era el que estaba a la derecha del pulpo gigante y lo solía acompañar en sus correrías submarinas. Lo lamentable del caso es que no se hayan podido obtener fotografías del bicho en cuestión, ya que por aquellos lares y más con la escasez de medios con que contaba la expedición oceanográfica de Mosqeau no se lo permitieron, solo disponían de una Yashica y no era suficiente el flash a tamaña profundidad, y lo peor fue que tampoco pudieron capturar a ninguno de ellos dada la imposibilidad de salir del artefacto en que hacían la observación, aunque eso si pudieron establecer un censo bastante aproximado de los ejemplares que formaban la colonia descubierta, 14 ó 15, dado lo cual se pasó a considerar a esta como especie protegida. ¿Satisfechos?

En los próximos meses, y con la llegada del buen tiempo, los componentes del curso que estamos realizando, vamos a preparar otra expedición a modo de viaje de estudios con el fin de ampliar conocimientos sobre estos bichos y de paso volver a establecer de nuevo un censo. Pero esto requiere una preparación muy minuciosa dado el riesgo existente, y sobre todo se necesita cuidar mucho la logística pues no es cosa de andar arriesgando la vida por la ciencia, y también el asunto crematístico es muy importante. Si alguno de los que leéis esto estuviese dispuestos a colaborar, bien sea con vuestra presencia o simplemente con vuestra ayuda, hacédmelo saber que lo estudiaré, que siempre es bien recibida la colaboración, ya que en esto de la ciencia es muy importante el equipo. Y además luego tened por seguro que nos espera... LA FAMA.

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