Carlos Palomero, sacerdote de Híjar, Vinaceite y Urrea, fue despedido por sus fieles el sábado. Palomero ha sido uno de los párrocos más comprometido con las necesidades del este territorio.
Las despedidas siempre son difíciles, más si cabe cuando la persona a la que uno le dice adiós deja una profunda huella llena de buenos sentimientos. Es el caso de Carlos Palomero, cura del Bajo Martin desde hace siete años, que ahora deja estas tierras para seguir con su buen hacer en otro destino, Zaragoza. Sin Embargo por pequeña que sea la distancia los hijaranos sienten enormemente su marcha. Atrás deja años de intenso trabajo en los que ha disfrutado de una convivencia cercana y cariñosa con los vecinos del municipio, con su "familia hijarana", como él dice cariñosamente, en la que los buenos tiempos vividos no se olvidarán fácilmente.
Carlos se ha hecho querer y prueba de ello son las palabras de agradecimiento que los vecinos de la localidad le dedicaban: “Es una bellísima persona. No solo lo vemos como cura. Es un amigo, un familiar”, decía Maria Jesús Espinosa.
El grupo que se encarga de montar el belén navideño, guarda un grato recuerdo suyo: “Después de la Virgen del Pilar, todos los viernes y sábados, nos reunimos para empezar a colocar las figuras del Belén, nos quedamos hasta las tantas de las madrugada. Carlos siempre nos ha ayudado y muchas veces, al finalizar, nos tenía preparada la cena. Huevos Fritos, panceta, chorizo…”, cuenta MªJesús Espinosa.
Mª Carmen Aguado y Pilar Pitarque del grupo de liturgia, que se reúne cada 15 días para preparar la eucaristía, dicen que “ha dejado el listón muy alto”, y que recuerdan el paso de Carlos por su iglesia como algo muy especial. Para todos es una persona dinámica que ha movilizado al pueblo y ha luchado por él como si del suyo propio se tratara. “Lo queremos muchísimo y sabemos que, aunque vendrán otros a los que también acogeremos con cariño, otro como él no se repetirá”, añadían.
En el mismo sentido, el Coro de los Despertadores, integrado por una decena de hijaranos, también ha pasado buenos momentos cerca de Carlos. “Es un hombre con muchas cualidades tanto personales como sacerdotales. Sin dejar de ser un cura ha sido un amigo para todos nosotros. Se nos llevan un trocito de corazón”, contaba emocionado Jesús Adell. Otro de los compañeros del coro, Luís Gómez, comentaba, “es un cura excelente, siempre que hemos salido con el coro anunciando el Rosario nos ha acompañado. Y a las fiestas que hemos organizado nunca ha faltado”.
“Hoy no vamos a llorar”, decía el propio Carlos mientras se despedía como párroco de la localidad. Tras la eucaristía, todo el mundo quiso abrazar a Carlos. Abrazos que significaban lo mucho que le han querido y, de esta forma, tan sencilla y cálida, despedían así a uno de los párrocos más luchadores que han pasado por la localidad. Un pequeño homenaje para alguien tan especial que será recordando para siempre como una de las grandes personas de la localidad de Hijar.
Ahora, Jamer Quintero, cura de algunos pueblos de la Comarca del Matarraña, será acogido con la misma ilusión que hace siete años lo fue Carlos Palomero.
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[Enviado al blog por Carlitos]